Un arado y un Smartphone

Investigadores del Departamento de Licenciatura en Administración Rural de la UTN Resistencia recorrieron el domo agrícola chaqueño y realizaron un relevamiento del impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en el sector agrícola de la provincia.

En una unidad agrícola 4.0 las máquinas realizan la siembra con precisión quirúrgica gracias a la tecnología GPS; los cultivos crecen intrínsecamente protegidos contra diferentes plagas gracias a la biotecnología, y la finca entera está interconectada a través de fibra óptica. Al levantar la vista, puede verse un dron que sobrevuela el cielo del sembradío, y el patrón y sus capataces se comunican mediante sus Smartphone, estén donde estén. Con ese mismo Smartphone los trabajadores de la tierra calculan volúmenes de aplicación de semillas y fitosanitarios, realizan el mapeo satelital del campo e identifican malezas y deficiencias nutricionales, mientras chequean los precios del mercado agrícola y escuchan su música preferida.

Pero, ¿hasta dónde hay que viajar para encontrar este campo tan altamente tecnificado? Lógicamente, dependerá de dónde te encuentres. Por ejemplo, desde la ciudad de Resistencia, donde se ubica esta redacción, hay unos 259 km hasta la localidad de Las Breñas. Puede ser allí.

“Cuando comenzamos esta investigación nos preguntamos, ¿existe una aplicación significativa de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) en la agricultura chaqueña?” –cuenta César Dellamea, director del proyecto-. “La primera respuesta que tuvimos, en los pasos previos, fue “no”, que eso no es para Chaco. Cuando entramos a campo nos llevamos una sorpresa: hay un cambio de paradigma muy fuerte y la aplicación de las tecnologías es feroz, sobre todo la aplicación de robótica para siembra, cultivo y cosecha”.

Un equipo interdisciplinario perteneciente al Departamento de Licenciatura en Administración Rural de la Facultad Regional Resistencia se propuso indagar sobre el impacto de las TIC en la producción agrícola del Chaco, la columna vertebral del sector productivo provincial, con el fin de construir “círculos virtuosos” de negocios agropecuarios para el desarrollo humano regional.

El trabajo de campo se basó esencialmente en encuestas por entrevistas, estructuradas y semiestructuradas, exploratorias y en profundidad, cubriendo el corazón agrotecnológico chaqueño: los investigadores recorrieron la zona agrícola de las localidades de Presidencia Roque Sáenz Peña, Villa Ángela, Las Breñas, Charata, Du Graty, Villa Berthet, entre otras. Los destinatarios de estas encuestas fueron tanto productores como prestadores de servicios y empresas radicadas en la provincia que venden tecnología para la agricultura. Además, en Resistencia, se entrevistó a responsables de las áreas de gobierno vinculadas, como son el Ministerio de Producción y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Este trabajo en territorio permitió observar lo siguiente:

Un importante número de productores utilizan la aplicación weed it o weed seeker, un sistema de detección de malezas y aplicación automática que permite realizar una pulverización inteligente, aplicando el agroquímico solamente sobre malezas vivas, a partir de la detección de las mismas mediante el uso del Índice Verde Normalizado (NDVI, por sus siglas en inglés), derivado de información captada por sensores remotos. Esta aplicación permite lograr ahorro de insumos de hasta un 80%, según las malezas presentes en el lote, aumenta significativamente la capacidad operativa de la maquinaria, disminuyendo los tiempos muertos de recarga del equipo, y genera menor impacto ambiental por disminución de uso de agroquímicos.

La tecnología weed seeker requiere de la utilización de banderilleros satelitales, dispositivos cuyo funcionamiento se basa en el Sistema de Posicionamiento Global GPS, mediante el cual la maquinaria de aplicación de agroquímicos o fertilizantes es ubicada constantemente en tiempo real en un lugar del espacio. Esta aplicación suele ser operada desde un Smartphone.

Del total del área cosechada, una importante superficie demanda la utilización de cosechadoras axiales. Esto se debe a que este método no deteriora la calidad del grano y, a diferencia de las plataformas tradicionales de sinfín, la axial incorpora la alimentación del material con cintas transportadoras de lonas con barra de corte flexible (los denominados cabezales drape). Estos permiten una mejor distribución de lo cosechado.

La mayoría de los productores hace un uso poco eficiente del mapeo de cosecha. Este mapeo provee información detallada –mediante un software de información geográfica especializado- de la productividad del campo y brinda parámetros para diagnosticar y corregir las causas de bajos rendimientos en algunas áreas. El uso de esta tecnología permite al productor conocer con lujo de detalle el tipo de suelo en el que está trabajando, ayudándolo a tomar decisiones sobre el tipo de cultivo, las dosis de fertilizantes, el tipo de riego, entre otras. ¿A qué se debe su ineficiente uso? Se trata de una tecnología compleja, que arroja grandes volúmenes de datos; por ende, para su óptimo aprovechamiento, requiere que el usuario esté sobradamente capacitado.

No muchos productores implementan sistema de siembra variable. Con esta tecnología, basada en el posicionamiento satelital, es posible aplicar insumos (semillas, fertilizantes, agroquímicos) en forma variable, precisando la cantidad que brinda mayor eficiencia, para que cada área del lote exprese su máximo potencial posible. Utiliza navegadores, controladores, actuadores y GPS que posibilitan realizar los cambios de dosis y densidades en tiempo real, siguiendo prescripciones o recomendaciones que son cargadas previamente en la computadora. ¿Por qué se utiliza poco? Se trata de una tecnología costosa, y el área y las diferencias de rendimiento deben justificar agronómica y económicamente el tratamiento diferencial de los insumos.

El afianzamiento de la agricultura de precisión está dando al campo chaqueño un salto cualitativo, que se traduce en importantes beneficios productivos, económicos e incluso ecológicos. No obstante, no se pude dejar de señalar que este proceso de cambio tiene también una cara “b”. Si buscamos en los niveles superiores, encontramos que los productores deben lidiar con la “infoxicación”, el information overload, como se conoce popularmente al fenómeno de sobrecarga de información generado por internet y las nuevas tecnologías. “El gran desafío al que se enfrenta hoy el productor es qué hacer con esa inmensa avalancha de datos, cómo procesarlos”, dice Dellamea. En los niveles operativos, entretanto, encontramos al operario, al capataz y al peón de campo, con una imperiosa necesidad de capacitación en el uso de las nuevas tecnologías (“Actualmente son los proveedores de maquinarias y tecnologías quienes enseñan a usarlas: aprende primero el productor, y luego él mismo va formando a su gente”). En ambas esferas, como bien apunta el investigador, “resulta imprescindible que la universidad se involucre”. “Se hace notable el surgimiento de una bisagra social dada por la necesidad de fuertes cambios culturales e intensa capacitación básica. Progresivamente, la riqueza estará en el liderazgo tecnológico y rápida interpretación de la información relevante, y quienes no logren superar esa brecha quedarían fuera del sistema”, afirma.

Este proyecto abre las puertas a numerosas nuevas líneas de investigación (de hecho, el equipo ya puso en marcha un nuevo relevamiento del uso de TIC, ahora en el ámbito ganadero), así como también a una red de nuevas vinculaciones institucionales de cooperación. Como se mencionó anteriormente, de esta aceleración de los cambios en la tecnología aplicada a la explotación agrícola en el campo chaqueño emergen importantes necesidades de reconversión del factor humano -trabajadores, empresarios, emprendedores, funcionarios y otros agentes vinculados al agro-, lo cual cambia sustancialmente las relaciones de trabajo y posibilidades de generación tanto de riqueza como de bienestar humano local. Este cambio está demandando una mirada especial por parte de las universidades, y la UTN ya está trabajando para dar una respuesta.

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One Reply to “Un arado y un Smartphone”

  1. usar Agro 4.0 no significa que viene incluido el modelo de producción transgenico con semillas transgenicas y sus agroquimicos en paguete, El Agro 4.0 es independiente de este se puede tener una producción agroecológica u organica.

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