Pedagogía de la inclusión, Nivel Superior

El Grupo de Investigación en Educación Sobre Ingeniería (GIESIN) de la Facultad Regional Resistencia de UTN se propone analizar las necesidades pedagógicas de estudiantes con discapacidad visual -y de los docentes que deberán recibirlos-, y cómo las TIC pueden ayudarlos a integrarse en la carrera Ingeniería en Sistemas de Información.

Cursar una carrera universitaria significa un importante desafío para cualquier persona: no solo requiere vocación y compromiso, sino que además implica cambios en la vida cotidiana; adoptar nuevas costumbres y rutinas que nos permitan ajustarnos al ritmo de estudio que el nivel superior demanda. De más está entonces decir que, para una persona con discapacidad visual,el desafío es aún mayor, pues además de enfrentarse a las exigencias académicas que supone la universidad, tendrá que superar las limitaciones propias de la discapacidad y, por si no fuera suficiente, lidiar con los impedimentos edilicios, organizativos y educativos de instituciones que no están del todo preparadas para recibirla.

Y es que, siendo realistas, hay que reconocer que, si bien en los últimos años se ha avanzado bastante en lo que refiere a accesibilidad en las universidades –la Facultad Regional Resistencia de UTN viene trabajando fuertemente desde su área de Discapacidad e Inclusión-, aún queda un largo camino por recorrer para que podamos hablar de una educación superior con efectiva igualdad de oportunidades y de una universidad inclusiva.

“Las principales barreras que encuentran las personas con discapacidad al momento de incorporarse a la universidad no son edilicias, sino pedagógicas”, sostiene María Maurel, directora de un proyecto desarrollado por el Grupo de Investigación en Educación Sobre Ingeniería (GIESIN) que pone el foco en las necesidades educativas de personas ciegas y con disminución visual, en pos de favorecer su inclusión en la carrera Ingeniería en Sistemas de Información de la Facultad Regional Resistencia.

La investigación contempla, por un lado, un relevamiento de herramientas tecnológicas que puedan ayudar a personas con diferentes grados de discapacidad visual a integrarse a las aulas, y, por otro, un trabajo exploratorio que permita conocer las percepciones y, sobre todo, las necesidades de docentes, tutores y estudiantes de la carrera con relación a esta discapacidad.

En lo que refiere a herramientas tecnológicas, los investigadores dan prioridad a aquellas que resultan más accesibles – tanto desde lo económico como desde lo técnico-, muchas de las cuales están ya incorporadas en cualquier teléfono celular o computadora, y explican cómo instalarlas y utilizarlas, sus ventajas y desventajas, por medio de videos que son compartidos en el canal de YouTube de GIESIN.

Entre los dispositivos relevados encontramos:

Lectores de Pantalla: software que permiten la utilización del sistema operativo y de distintas aplicaciones mediante el empleo de un sintetizador de voz que lee, interpreta y describe lo que se visualiza en el monitor. Tras un relevamiento de las herramientas disponibles, se seleccionaron dos: NVDA y JAWS, ambos diseñados para funcionar con el sistema operativo Windows. “Para el caso de los lectores de pantalla en general, el mayor problema se presenta a la hora de la lectura de las fórmulas matemáticas, donde comprobamos que tienen errores”, precisan. Una de las soluciones propuestas es incorporar texto alternativo a la fórmula, lo cual significa una carga importante de trabajo para quien desarrolle el material, pues deberá realizar una descripción textual de cada una de ellas (por ejemplo, en el caso de introducir la fórmula “a + b”, quien elabora el material deberá insertar también la descripción textual de la fórmula: “a más b”).

Para que el lector de pantalla funcione adecuadamente, la información escrita debe estar presentada en un formato específico, respetando los estándares de accesibilidad desarrollados por la Web Accessibility Initiative (WAI), un área del World Wide Web Consortium (W3C) dedicada exclusivamente a la accesibilidad de los contenidos en internet.

Esta adecuación del material áulico –ya sea impreso o en formato digital-representa un proceso un poco más complejo, sobre el cual viene trabajando el área de Inclusión y Discapacidad, a cargo de Marcela Borrás, Licenciada en Educación Especial, con una Actualización Académica en Integración Educativa.

Otra de las herramientas evaluadas es LAMBDA,un editor matemático con el que un estudiante ciego puede escribir, leer y manipular expresiones simbólico-matemáticas, y que cuenta además con una calculadora científica asociada que permite realizar cálculos numéricos. “La persona ciega no puede percibir la signografía matemática tradicional; precisa de la transcripción a braille, y de esto también se encarga LAMBDA”, explican. Como aspectos negativos, señalan que es una herramienta paga, cuyo valor se encuentra expresado en euros. Además, requiere que la persona con discapacidad visual tenga dominio de braille avanzado.

Lupas (para personas con disminución visual): son herramientas muy sencillas y prácticas. Entre las relevadas, OneLoupe y SuperVision son aplicaciones gratuitas y muy fáciles de usar. El sistema operativo Windows también trae incorporada su propia lupa, a la que se accede utilizando la combinación Tecla Windows + U.

Traducción texto a audio: los investigadores destacan el sitio vozMe, que convierte texto en audio a medida que se va escribiendo en el teclado, así como el programa Balabolka, descargable desde la web de forma gratuita, que brinda la misma prestación.

Audiolibros: Existen muchos sitios que ofrecen una oferta ampliada de libros en formato audio, siendo uno de los más difundidos para el habla hispana el sitio http://www.tiflolibros.com.ar.

Herramientas braille: Impresoras y traductores desde/hacia braille. El sistema braille bien podría solucionar las dificultades vinculadas a la signografía, pero aquí se presentan inconvenientes de otra índole que veremos a continuación.

Como sabemos, Matemática es uno de los pilares de cualquier carrera de ingeniería, y en la abstracción propia de las ciencias exactas las personas no videntes –y los investigadores de GIESIN- encuentran otro escollo. Las herramientas digitales disponibles no permiten traducir fórmulas matemáticas,procedimientos o gráficos; el lector de pantalla no es capaz de interpretar una derivada o una integral. A esto, desde el grupo de investigación añaden que “lo poco que se encuentra es caro”.

Jessica Quiroz, investigadora de GIESIN y estudiante del Profesorado de Educación Especial con Orientación en Ciegos y Disminuidos Visuales, explica que el aprendizaje de Matemática, en el caso de personas no videntes, requiere dominio de braille en niveles intermedio y avanzado, y “el nivel de braille al cual accede la mayoría es básico, porque los estudiantes, cuando encuentran facilidades de la mano de la tecnología para acceder a información, no avanzan en el tercer nivel, que es el que permite trabajar cuestiones abstractas. Y, al menos en lo que respecta a Matemática, la tecnología no lo suple”.

El proyecto prevé la conformación de un grupo de prueba, integrado por personas con discapacidad visual, que permita confirmar o no la efectividad de las herramientas tecnológicas evaluadas. Silos resultados obtenidos son positivos,se realizará la transferencia a las demás carreras que se dictan en la Facultad.

Como se mencionó anteriormente, la investigación también toma nota de lo que viene sucediendo en las aulas de la Facultad, pues ya ha habido casos de estudiantes con disminución visual, e incluso ciegos,cursando en la Regional Resistencia Los investigadores indagaron en las necesidades pedagógicas de los profesores de la carrera Ingeniería en Sistemas de Información, por medio de una encuesta difundida entre todo el plantel docente, orientada a conocer su experiencia y valoración acerca de la accesibilidad, cuyos resultados se resumen en los siguientes gráficos.





“Un dato para tener en cuenta es que existe una leve tendencia del docente a manifestar que no necesita preparación para enseñar aun alumno con discapacidad visual. Sin embargo, cuando se les preguntó si les hubiera gustado contar con profesionales para guiarlos, la respuesta fue mayoritariamente positiva”, señalan desde GIESIN.

“Un dato para tener en cuenta es que existe una leve tendencia del docente a manifestar que no necesita preparación para enseñar aun alumno con discapacidad visual. Sin embargo, cuando se les preguntó si les hubiera gustado contar con profesionales para guiarlos, la respuesta fue mayoritariamente positiva”, señalan desde GIESIN.

Otra de las cuestiones interesantes para observar es que,cuando se preguntó a los profesores acerca del rendimiento de alumnos con discapacidad visual, el 46% respondió que su desempeño académico había sido “regular”.Pero entre las preguntas abiertas que se diseñaron para que los encuestados pudieran expresar sus consideraciones, se leen respuestas del siguiente tipo: “Si bien el desempeño del alumno se vio afectado por su disminución visual, no representó ésta la única variable atener en cuenta, pues el equipo docente instrumentó horarios de consulta extras, a los que el alumno no asistió, y promovió un seguimiento individualizado en el aula, sin lograr el compromiso requerido por el mismo”.No hay herramienta tecnológica que pueda eximirnos de la vocación y responsabilidad exigidas por la universidad, y eso es igual para todos.

Al respecto, la directora del proyecto refiere que “las personas con disminución visual están muy familiarizadas con la tecnología, y por eso les atrae la idea de estudiar carreras como Ingeniería en Sistemas. Lo que muchas veces ocurre es que se inscriben pensando únicamente en lo que es desarrollo de software, en la programación, y cuando llegan se encuentran con un mundo de Ciencias Básicas y de teoría, y entonces dicen “esto no es para mí”.

Hasta aquí tenemos que, de acuerdo a la evaluación de los profesores, el rendimiento de los alumnos es, en general, “regular”.¿Y la capacidad de respuesta del docente? ¿Están los docentes preparados para atender las necesidades educativas de estudiantes ciegos o con disminución visual? ¿Están capacitados para integrar el contenido de su cátedra? Es un proceso en marcha, Como todo proceso, lleva tiempo. “Es imprescindible empezara pensar la discapacidad desde el armado mismo de las clases, con el diseño universal de aprendizaje. En lo edilicio hemos avanzado mucho, pero la inclusión real se da en el aula”, reafirma Maurel

A través de su área de Discapacidad e Inclusión, la Regional Resistencia de UTN brinda a sus docentes cursos de accesibilidad académica y desarrolla jornadas de sensibilización sobre la temática de la discapacidad y la inclusión educativa. Han sido tan relevantes los progresos alcanzados en este sentido que, en 2019, la Facultad comenzará a dictar una nueva propuesta de formación, como ciclo de complementación curricular: la Licenciatura en Tecnologías Inclusivas.

Resulta menester señalar que, en este recorrido hacia una educación superior inclusiva, la UTN no camina sola. Los investigadores de GIESIN, además de trabajar en articulación con el Rectorado de la Universidad,se nutrieron de las experiencias de otros profesionales que desde hace tiempo investigan el tema, tanto de Argentina como de otros países, y forjaron lazos con instituciones especializadas en accesibilidad: entre ellas, ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles), la Escuela de Educación Especial N° 4 de Resistencia –especializada en atención de alumnos ciegos y disminuidos visuales-y el Instituto “Valentín Haüy” de Corrientes, así como otras universidades nacionales que comparten este mismo designio. La universidad inclusiva no es un anhelo de algunos, sino una demanda de la sociedad en su conjunto y una deuda de las instituciones superiores que, de a poco, pero a paso firme, se procura saldar.

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